sábado, diciembre 16, 2017



La historia de las Misioneras Franciscanas del Suburbio se remonta al año 1958, cuando Laureano Martínez de Muñecas, nuestro fundador apuesta por los pobres, los primeros para él.
Dando lugar a una nueva congregación;
Así, las Misioneras Franciscanas del Suburbio somos un Instituto religioso de vida apostólica entre y para los más pobres, que hemos surgido en la Iglesia desde la familia franciscana.
Nos hacemos presentes, como seguidoras de Cristo pobre, entre las personas que por distintos motivos, viven en exclusión social y su dignidad no es reconocida, desde el acompañar y el acoger a diferentes colectivos (inmigrantes, mujeres, niños, ancianos, refugiados...) todos aquellos que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad dentro de nuestra sociedad.
Nuestro estilo es el de vivir en medio del mundo el evangelio de forma radical al estilo de Francisco de Asís, en pobreza, humildad, sencillez, alegría y amor.
En el caminar cotidiano queremos hacer realidad, con nuestra vida el anuncio de la Buena Noticia del Reino.
Nuestra opción esencial es Jesucristo pobre en su amor y predilección por los pobres, vemos en ellos la imagen del mismo Cristo.
Nos sentimos hermanas de todas las personas y queremos fomentar la fraternidad viviendo como verdaderas hermanas.
Nos dedicamos a la evangelización y promoción con toda clase de personas que sufren la marginación proveniente de la pobreza.

El Padre Laureano, nuestro fundador, nació en una pequeña población de León (Las Muñecas).
Su vocación franciscana-capuchina le surge en una edad muy temprana. Desde su juventud vive dedicado a los demás. Se entrega al dolor de tantas personas como consecuencia de la Guerra Civil española y se le llega a conocer en muchos puntos de España como el Apóstol del Suburbio.
Nuestro fundador vivía con gran confianza en la Providencia, esto le empujó a comenzar y llevar adelante proyectos en favor de los hermanos más necesitados. Sentía un amor entrañable por María, la pobre de Yahvé.




Kairós es una antigua palabra griega que significa “momento justo u oportuno” o “tiempo de Dios”, tiempo donde ocurre algo significativo o especial.
Tiene una vinculación especial con las Misioneras Franciscanas del Suburbio ya que este tiempo se relaciona con toda la familia Franciscana, ya que su esencia es vivir al estilo de San Francisco de Asís.